Sigue siendo difícil hablar de sexualidad. Sigue siendo un tema que incomoda, y si te pasa, quiero que sepas que no sos la única. Todavía hay muchas mujeres a las que les cuesta poner en palabras lo que sienten, lo que desean o lo que no quieren. Mujeres que aún no pueden expresarse libremente con sus parejas sexuales, e incluso con sus amigas.
Sigue habiendo mujeres que mantienen relaciones sexuales por “fiaca”, por vergüenza o por miedo a decir que no quieren seguir.
Mujeres que sienten que, si ellas son quienes inician, quedan como “regaladas”.
Mujeres que se culpan por no tener ganas, que se exigen disfrutar, que se sienten responsables si su pareja no llega al orgasmo o si ellas mismas no llegan.
Lo veo todo el tiempo en el consultorio. Son historias que se repiten en mujeres muy distintas, pero atravesadas por la misma cuestión: la incoherencia entre lo que creen que deberían sentir y lo que realmente sienten.
“Veníamos bárbaro, pero no se le paró…”
“No acabé.”
“Empecé pensando que quería, pero después mi cuerpo estaba ahí y mi mente en cualquier otro lado.”
“Me dio vergüenza decirle que no quería seguir.”
“Si me invita a su casa, es obvio que solo quiere cog#er.”
“Me sentí poco linda porque no quiso acostarse conmigo.”
“No sé si alguna vez logré tener un orgasmo.”
La lista podría seguir. Son frases que escucho como psicóloga y como amiga.
La sexualidad no se limita al acto sexual. Es mucho más amplia: es íntima, personal, delicada. Empieza en el deseo, en lo que te enciende, en cómo te conectás con tu propio cuerpo.
Y algo fundamental: no existe un manual para vivir tu sexualidad.
No hay un “bien” o un “mal” si vos te sentís cómoda y a gusto.
Tampoco hay una frecuencia “normal”.
No hay un “tenés que”.
No hay un “así se hace”.
Volviendo al deseo… hay tantas formas de sentirse “sexy” o “sensual”, y muchas no tienen nada que ver con otra persona. A veces, algo tan simple como poner música ya cambia el mood. ¿Sabías que si buscás “canciones para ponerse hot” en Spotify aparecen listas que ayudan muchísimo a reconectar con el cuerpo?
Otras personas son más visuales y disfrutan leer novelas eróticas para encender la imaginación.
Esperen un segundo… ¿acaso explorar nuestro deseo sexual TAMBIÉN es un área de AUTOCUIDADO?
SI! Explorar tu deseo sexual también es una forma de autocuidado. Tan válida como meditar, escribir, hacer terapia o descansar…
Podés cuidarte a vos misma dándole un espacio, conociéndolo, escuchándolo.
Podés empezar preguntándote:
—¿Qué te despierta el deseo a vos?
—¿Qué ropa te hace sentir sexy?
—¿Hace cuánto que no disfrutás de un encuentro sexual?
—¿Alguna vez prendiste velas y tuviste un encuentro con vos misma?
Escribir también ayuda muchísimo: anotar lo que te enciende, tus fantasías, tus gustos. Es privado, es tuyo, es un mapa de tu propia sexualidad.
Aprender cómo te gusta que te toquen, cómo te gusta que te seduzcan, qué ritmo, qué intensidad… muchas veces es difícil explorarlo bajo la presión o la mirada del otro
Basta de ponernos etiquetas. No somos ni santas ni p#tas. No se trata de entrar en ninguna categoría que otro inventó.
Empezar por vos es un acto de libertad. Es romper, aunque sea un centímetro, con siglos de silencios, mandatos y culpas que nos enseñaron a desear “como se debe” y no como realmente sentimos.
Autora: Belén Carriquiri