Querida lectora,
Nos volvemos a encontrar, o a leer, y hoy me gustaría que hablemos de la ambición. ¿Por qué a veces está mal visto tener ambiciones? ¿Será que se confunde con la codicia? Puedo asegurar que, en mi experiencia —fui a un colegio católico—, más de una vez equipararon por ejemplo las ganas de ganar dinero y ser ambiciosa con ser codiciosa.
De alguna manera lograban que esto de que te vaya bien, y de querer que te vaya bien, estuviera teñido de algo negativo… como si fuera egoísta o algo así.
Por otro lado, creo que en la cultura del “no puedo con todo” también puede verse mal el tener deseos y ambiciones. Esto último lo hablo bastante en el consultorio. Hemos aprendido a ser compasivas con nosotras mismas y a aceptar que “no podemos con todo”. Es un gran paso para querernos más, perdonarnos por no ser perfectas y abrazar nuestros dobleces… Pero, ¿acaso eso significa resignarnos?
¡De ninguna manera! Es todo lo contrario: ser compasivas y ser ambiciosas pueden ir de la mano.
¿Cómo? Creo que la palabra clave en cuestión es: relevancia.
La relevancia le da sentido a la ambición. Eso quiere decir que aquello que deseás tiene que estar alineado con tu propio deseo, tiene que ser relevante para vos.
No para tu mamá, no para tu papá, no para las tendencias de TikTok, no para lo que opine tu grupo de amigas…
Para vos.
Cuando tu objetivo es relevante para vos, esa es la ambición que vale la pena, la que no te “ahoga”. Esa linda ambición de correr un kilómetro más si tu deseo es ser runner, o de poder generar un ingreso más alto si tu deseo es independizarte.
Sos merecedora de todo lo que deseás, y también de querer ir un poquito más allá. Y tiene todo el sentido del mundo. ¿Qué pasa cuando algo nos encanta? Generalmente queremos más.
Otro capítulo más.
Otra cucharada más.
Otro beso más.
Y otra, otra, otra en el final de ese recital.
No tengas miedo de querer un poco más en tu vida de eso que soñás.
Animate a ir más allá, a escribir la vida que deseás, para que dentro de unos años puedas leerla y sonreír al ver cómo se materializó.
Autora: Belén Carriquiri